miércoles, 1 de mayo de 2019

Se abre el telón y la música comienza...

Las luces se encienden, la música comienza a sonar, y los bailarines comienzan a salir a escena con una sonrisa, con maquillaje y peinado extravagante y un vestuario deslumbrante…

Los dolores de cabeza o incluso migrañas acompañadas de grandes ojeras en el rostro de un bailarín, son rasgos típicos en temporada de presentaciones. No es fácil el saber balancear y llevar la carga escolar o universitaria con la demanda física y concentración mental que exige el ballet, uno debe estar dispuesto a soportar todo esto, y el cuerpo debe ir acostumbrándose.

Las largas horas de ensayo y los desvelos por llegar tarde a casa, cansados, después de dichos ensayos con responsabilidades académicas o laborales, son unas de las muchas cosas de las cuales el público no se da cuenta a simple vista. Detrás de cada presentación, hay costureros que se han esforzado por crear vestuarios que puedan darle vida a un personaje; hay diseñadores detrás de la escenografía, de cada árbol y arbusto de papel, que trabajan de la mano con los productores de audio y luces.

En ballet la vida no es un cuento de hadas con bellos tutus y tiaras, las ampollas en los dedos y músculos adoloridos son el día a día. Todos los espectadores observan los bellos giros, extensiones de pierna, pero las zapatillas revelarían incluso uñas con sangre si estas fueran transparentes.

El año pasado, tuve la oportunidad de interpretar el papel del ¨Hada musical¨ en ¨La Bella durmiente¨, recuerdo que los ensayos duraron desde febrero hasta junio que se presentó, y me tocaba realmente pesado a pesar que el colegio no fuera demasiado exigente; llegaba a mi casa a las 3 de la tarde, a hacer tareas, estudiar o descansar un momento, para llegar a la escuela de danza desde las 5 de la tarde hasta las 8 y 30 pm, y estaba de regreso en casa alrededor de las 9 pm. Algunos días, del colegio salía directo a ensayo hasta la noche. Agregado a esto, los días viernes no tenía oportunidad de avanzar con mis deberes porque tenía pre paes desde que salía del colegio hasta las 8 pm, y los fines de semana había ensayos toda la tarde hasta la noche.


Ballet es compromiso y entrega, no podría describirlo de otra forma, y eso, es lo que se presenta en el escenario.

Las zapatillas estar listas cosidas con sus listones y elásticos, a veces pintadas; tener una crema y spray anestésico lista para las uñas y la piel de los pies, no olvidar los adornos del peinado, todos los vestuarios, las medias, y ni hablar del maquillaje que suele ser un tanto especifico. Antes de la función, es importante calentar los músculos.
El cuento de hadas en el escenario es el resultado de una gran preparación de meses antes, así como de momentos antes, y los nervios de dudar si todo saldrá bien, es lo que más abunda, pero a pesar de todo esto, el momento se disfruta, la y la satisfacción, ¡Es irremplazable!







No hay comentarios.:

Publicar un comentario